
22 abril, 2019
Cómo afecta el tabaco a la salud sexual
Probablemente has leído “primera vez” y automáticamente lo has asociado con perder la virginidad. ¿Es correcto usar la expresión “pérdida de la virginidad” para hacer referencia al primer contacto sexual? ¿Qué se supone que pierdes? ¿La pureza? ¿No es eso un concepto religioso? Me niego a hablar de Sexología desde la religión. La Sexología es una ciencia. Por ejemplo, cuando comes lentejas por primera vez no piensas “Madre mía qué nervios, estoy a punto de perder mi estado como persona que no come lentejas, ¿qué pasará mientras las como? ¿Sabré llevarme la cuchara a la boca? ¿Podré pasar por ese momento y saborear bien cada lenteja con su correspondiente verdura? ¿Y qué pasa si me encuentro un tropezón que no me gusta? He de comerme todo el plato pero no sé si seré capaz porque la verdad es que no suelo comer mucho. Eso sí tiene que ser en un lugar especial, no me vale con comer en el salón de mi casa. Me voy de jurado a Master Chef a probar unas putas lentejas, joder”. Si te pones a pensar todo esto, al final te lías, te lías, y ni lentejas ni lentejos, te quedas sin comer. Y no me extraña nada, te has creado tú solo/a tal castillo que es que cómo vas a comer lentejas si eso provoca una movida en tu cabeza que no es ni medio normal. Finalmente pasas de pasar por ese mal trago (valga la redundancia). Por eso y porque me gusta ser consecuente, no hablaré de perder nada, hablaré de la primera vez como esa vez en la que simplemente pruebas algo y descubres si te gusta o no. Hablaré de ganar experiencias por la sencilla razón de que al cambiar el concepto y dotarlo de un significado realista, las expectativas son reales, sin rumiaciones, ilusiones o miedos. Vas a “a ver qué pasa”, sin tonterías ni florituras.
Hay muchas primeras veces de muchas cosas, pero cuando de encuentro sexuales se trata nos ponemos siempre más nerviosos de lo normal. ¿Cómo podemos trabajar y superar estos nervios e inquietudes para disfrutar del primer encuentro íntimo con nuestra pareja? Lo más importante es tener en cuenta que el objetivo no es realizar sí o sí todas las prácticas sexuales habidas y por haber (ni siquiera lo más importante es lograr realizar el coito), lo que ha de primar en nuestra primera experiencia sexual a solas o en pareja es dejarse llevar y disfrutar del descubrimento que estamos a punto de realizar.
Es importante no querer hacerlo todo de golpe. Ni tanto ni tan calvo. Unos tiernos besos en la boca también son expresión de sexualidad. Imagínate todo lo demás.
Porque es algo que recordamos toda la vida.
Un falso objetivo muy común es llegar sí o sí a la penetración porque eso es lo que socialmente consideramos como pérdida auténtica de la virginidad. Mi consejo es que, ya que el disfrute no implica hacer unas prácticas u otras, llegues simplemente hasta donde ambos/as esteis cómodos/as.
¡Acuérdate de usar preservativos! Masculinos o femeninos, pero ¡úsalos!
Tanto si eres hombre, como si eres mujer, es normal que tengas algunos miedos. Te voy a comentar los más comunes y, si te sientes identificado/a, toma nota.
DOLOR Y SANGRADO: Es normal que las primeras veces duela o sangres un poquito, aunque no necesariamente ha de ser así, pero si lo fuera, has de saber que eso puede ocurrir por dos motivos: porque la vagina no se ha acostumbrado a adaptarse a las formas que se introducen en su interior o porque le damos tanta importancia al momento que se produce una tensión muscular. Respira hondo, relájate y llevad cuidado. No hay prisas.
Por último, me gustaría comentar que hay personas que, como se ponen tan nerviosas con esto del primer encuentro, prefieren beber algo de alcohol para sentirse más decididas y desinhibidas. Mi consejo es que no bebas alcohol dado que es un arma de doble filo. Puede que sí te sientas más desinhibido/a, pero el alcohol disminuye el rendimiento y la satisfacción sexual.
Después de todo, se ha comprobado que en la mayoría de ocasiones, las primeras veces no suelen ser placenteras dado que al placer nos tenemos que adaptar, individualmente y en pareja (acoplamiento sexual), así que paciencia.